viernes, 5 de agosto de 2016

La novia de Puerto Colombia tiene libro



La novia de Puerto Colombia tiene libro



  
En estos días, se ha publicado una obra que llama la atención del país. Se trata de La novia, historia que aborda un tema paranormal, que es conocido en Barranquilla y en la carretera de Puerto Colombia. La verdad es que parece que esta mujer de la noche vestida de matrimonio, también le salió a los lectores.
Para el autor Juan Carlos Herrera, escribir esta historia no ha sido un reto, a pesar de lo complicado del tema. «La mujer enamora, y por eso es fácil describirla», dice con sinceridad. Su sueño se hizo realidad, ya que buscándola borracho alguna madrugada en la camino quiso conocerla, y sólo pudo hacerlo bien en las páginas de la novela. Desde joven siempre sintió curiosidad por la leyenda, y ante todo por esta mujer demasiado bella que tenía el poder sobrenatural de enamorar a los hombres que nunca la habían visto, y que tan sólo habían escuchado algo minúsculo sobre ella.
La alegra de sobremanera que la novela esté disponible en las librerías. Según él, aunque no lo ve, por primera vez se siente leído todo el tiempo por alguien.
Se la ha enviado a la prensa y a los críticos, no tanto para que sucumban ante la magia de la prosa sino de la belleza de la fascinante mujer.
Otro de sus intenciones en esta promoción, es ir a Puerto Colombia, Atlántico, al parque del antiguo ferrocarril donde se reúnen los choferes de buses interurbanos que la han visto y que no la han visto, y obsequiarle a cada uno un ejemplar del libro. Con eso quiere dejar en claro que la novia también le salió a él, pero esta vez en la pantalla del computador. «Y mejor que cualquiera de mis otros personajes anteriores», como dice. En cualquier momento, dice, llegará a este pueblo porteño para decirles a los moradores que aunque gran parte del muelle histórico hace rato se desmoronó en el mar, gracias a lo que él escribió lo ha vuelto a poner en los ojos del mundo.
Es que para Herrera, sucede algo fantástico. A pesar de que gran parte de la novela transcurre en Barranquilla, todo siempre apunta al vecino pueblo de Puerto Colombia.
«Siento que por fin he aparecido como escritor», dice.
Nació un 8 de junio de 1979 en Riohacha, La Guajira, al norte de Colombia. Desde que estaba niño, veía a su padre Carlos Herrera Fernández -que era periodista y escritor magdalenense- estar durante horas frente a una máquina de escribir, haciendo ruido con el teclado, cuando la verdad es que la lectura que fabricaba era sólo un homenaje universal al silencio.
Su madre Mariluz Movil siempre ha sido su gran inspiración. «Hacía la mejor cerámica del mundo», recuerda. A él a los cinco años le gustaba tanto la vida, que la pintaba. Antes de saber que algún día sería escritor en ese arenoso desierto, en la adolescencia escuchó a ella el cuento que más lo asombró en la vida. Se trataba nada más y nada menos que el de la dama vestida de blanco, narración tan popular en Hispanoamérica, que finaliza cuando la madre de la muchacha y el hombre que la ama desde la noche anterior en que la conoció en una fiesta, encuentran la chaqueta de él en su tumba.
Entonces su vida dio un giro de ciento ochenta grados: a los quince años decide ser escritor.
En esos primero días, en la máquina de su padre en la población de Ciénaga, Magdalena, sintió que tenía frente a sí más teclado que ideas. Pero más adelante, fue descubriendo que muchas de las cosas que algún día lejano iba a contar, ya habían pasado antes de que creciera él.
En Barranquilla, se dio cuenta de que estaba en un lugar donde alguna vez, en los años cincuenta del siglo XX, había vivido el mejor escritor del mundo. Se puso por esa razón a leer más a García Márquez, de una forma tan desaforada, que lo creyó conocer mejor que a los nuevos vecinos. «La vida no me llegaba por la ventana», afirma, «sino por las grandes novelas.» De tanto sacar los clásicos de la biblioteca casera, se olvidó del balón, y de ser el gran sucesor de Carlos 'El Pibe' Valderrama. Así feliz en el encierro, leyó a Shakespeare, a Dumas. Desde entonces, emprendió sin detenerse la carrera de novelista.
Eso le ha costado vivir casi una vida entera.
En ese largo recorrido, ha tenido tiempo de nombrarse a sí mismo Juan Carlos Herrera “El Escritor del Muelle”. La razón es que piensa que por las tardes, a orilla de la playa y al lado izquierdo de un muelle, se ve mejor el mar Caribe. Por eso, tal como realizó casi con el libro de cuentos Lo que hizo un colombiano por una visa pero afianzó con la novela La bella mujer del narco, sólo relata historias extraordinarias que suceden alrededor de él.
Una de esas es la novia de Puerto Colombia, leyenda urbana que escuchó por boca de un amigo recién llegado a vivir en Barranquilla. Nunca pensó que algún día iba escribir sobre esa mujer que en la noche se les aparecía vestida de matrimonio a los conductores solitarios, algunos de los cuales perdieron de inmediato fatalmente la vida, aunque sí sentía que entre más pasaban los años, más se iba acercando estrepitosamente como en los rieles de un tren a la imagen de ella.
No fue sino hasta que hace dos años leyó en Bogotá por un blog de Internet cierta crónica con base real, sobre una mujer llamada Blanca Rosa Vilar Villamizar que murió en Barranquilla en febrero de 1983 al día siguiente de haberse casado con un descendiente del Líbano, tal como registró el periódico El Heraldo en su momento, que sintió que había llegado el momento de escribirla. Sólo que aquí, donde sin ninguna razón se creía que posiblemente podía ser el verdadero origen de la novia de Puerto Colombia, y de saber él que también era relacionada por la labia popular con la dama vestida de blanco, le agregó la ficción deseada y les cambió los nombres a los personajes. «Para evitar demandas», aclara.
De manera que estando tan lejos de la Costa Caribe, fue viendo la novela con cara propia. Fue a buena hora, porque ya sentía que el tema había madurado tanto en su mente que cuando se sentaba por alguna cosa ante el computador, se le salía sola y a pedazos por los dedos. Temiendo que la inspiración se le escapara por siempre, no le tocó más remedio que sentarse con urgencia a redactarla entera, antes de que el caprichoso fantasma viajara lejos por el espacio y despertara del sueño a cualquier otro escritor. Tiene la seguridad de que fue el instante adecuado, porque de lo contrario no le hubiera gustado, desde el primer borrador, cómo quedó retratada la historia.
En realidad, siente en el fondo que pasó algo importante. En estos momentos la novia dejó de salir en las noches a un lado de la vía a Puerto Colombia, para aparecer más hermosa en todo el mundo.

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